Hace unos días, tuve un sueño extraño, pero todo parecía real.
Se me apareció un viejo sabio y me confió un gran secreto. Me dijo que cuando era más joven, le habían contado una antigua leyenda.
En un lugar remoto, casi inaccesible, cerca de las cimas de las montañas cubiertas de nieve, crecían flores muy raras que eran mágicas. Este sabio las había buscado durante toda su vida sin encontrarlas.
Según esta leyenda, muchas personas perdieron la vida por estas flores y otros se encontraron en expediciones que duraron meses, cruzando montaña tras montaña para llegar al lugar sagrado donde crecían. Estas magnificas flores sagradas del fin del mundo poseían capacidades extraordinarias. Los reyes y los nobles de la época no dudaron en organizar expediciones para ir en búsqueda de esas flores mágicas.
Algunos habían descifrado el misterio de esta flor que podía cambiar el destino con una sola mirada. Muchos volvieron transformados. El odio, la ira, los había abandonado, dejando espacio para la paz y la serenidad. Una luz de paz y amor resplandecía en ellos tan intensamente que nadie se podía resistir, cambiando a todas las otras personas que los frecuentaban.
Reyes y nobles celosos habían enviado expediciones para destruirlas y de acuerdo a la leyenda, muchas desaparecieron para siempre.
Esta leyenda se desvaneció con el tiempo. Abandonaron las expediciones y se olvidaron de todo, pero quedaron escritos en los textos antiguos conocidos por algunas personas.
Contaban que esta flor tenía el poder de emitir con una simple mirada, una vibración de una determinada longitud de onda que servía para sacarnos del sueño, transformándonos al despertar nuestras capacidades ilimitadas que estaban dormidas. Enseñaba como podemos cambiar nuestro destino confiando en nuestra intuición para encontrar el camino de la vida, nuestra disminuida sabiduría y a menudo volver a vivir.
Nuestros miedos así como las emociones a menudo nos controlan y toman posesión de nosotros convirtiéndonos en sus esclavos.
Así, mirar una simple flor ¡puede cambiar todo!
No somos grandes creadores…una parte de ¿toda la creación?
El sabio me confió que habían traído estas flores a nuestro mundo hacía muchas décadas, porque ahora poseemos medios para desplazarnos fácilmente para ir a esos lugares inaccesibles. Las flores fueron trasladadas para cultivarlas y venderlas en todo el mundo, porque son magnificas.
Qué historia tan extraña…y ¿por qué confiarme todo esto?
Pero sólo es un sueño, una leyenda contada por un viejo sabio de otro tiempo…
Y ¿si fuera verdad?
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