viernes, 9 de agosto de 2013

Abedul

            Abedul es el nombre común utilizado para designar diferentes árboles caducifolios, muy parecidos entre sí, del género Betula de la familiaBetulaceae y del orden Fagales.

        Su nombre procede del latín betūlla que a su vez procedería de la palabra betu que era como los celtas designaban al abedul.
            Los abedules son árboles versátiles. Tienen gran valor ornamental por su corteza plateada, y el colorido que adquiere su follaje durante el otoño. La savia, la corteza, las hojas, la madera, las ramitas, y las raíces se utilizan para el alimento, materiales de construcción, tratamientos medicinales, lubricantes y otros usos prácticos. Los esquimales se servían de ellos para confeccionar vestidos, construir piraguas y elaborar cuerdas, pues su corteza se mantiene muy bien por contar una sustancia conservadora, la betulina, casi indestructible. Los antiguos pastores utilizaban su corteza para elaborar su calzado. En Escocia se han encontrado en enterramientos de varios siglos cortezas en perfecto estado.

           Por el contrario, su madera es muy vulnerable, utilizándose para hacer pasta de papel y tinta de imprenta. La madera se trabaja con facilidad y se utiliza para mangos de herramientas y otros objetos de pequeño tamaño, y es usada en Rusia para tallar las matrioshki, las famosas muñecas rusas, así como los skies. Su madera es excelente para el carbón. La corteza, dada su impermeabilidad, se utiliza para fabricar zuecos, canastas, cajas, etc. La corteza del abedul también tiene propiedades febrífugas y se administra en polvo en infusión, solo o acompañado con otra sustancia medicinal de cuyos principios se la quiera impregnar. Las ramas, por ser muy flexibles, se utilizan en cestería.

             Por destilación, la corteza suministra un aceite resinoso balsámico especial, que en el norte de Europa es muy apreciado para la preparación del cuero fino (llamado “cuero de Rusia”), al que comunica un olor aromático muy característico, además de protegerlo de la acción de los insectos. La savia hervida es usada como enjuague bucal para las enfermedades de la garganta, ulceraciones de la boca, irritación de las encías, y una excelente loción detersiva para llagas y úlceras. Con las raíces se hace una pomada para la piel que ayuda a la cicatrización de heridas, los granos, la sarna, las erupciones y pústulas de la piel.

                Este aceite, al igual que las hojas del abedul, proporcionan un colorante amarillo. Los extractos del abedul también se utilizan en domésticos como jabón o champú. El alquitrán del abedul, extraído de su corteza, se utiliza como lubricante y con fines medicinales. Los brotes de abedul crían unos hongos que se usaban en los países nórdicos para curar el alcoholismo.

Las hojas, sobre todo secas, ahuyentan las moscas y los tábanos que molestan a los animales domésticos. También se utilizan las hojas para hacer té con propiedades diuréticas y para la obtención de extractos para tintes y cosméticos. Las hojas secadas al sol son excelentes para los dolores reumáticos. Ayudan también a la transpiración de los pies evitando el mal olor. Otro uso que se da a las hojas frescas de este árbol es su aplicación sobre los pechos de las mujeres que amamantan, para aliviar el dolor y para contener la leche.

              La savia del abedul se bebe como tónico o se añade al jarabe de abedul, vinagre, cerveza, bebidas refrescantes y otros alimentos. El jarabe del abedul es difícil de fabricar, lo que le hace más costoso que otros jarabes utilizados en alimentación.

               Las ramillas del abedul, dada su flexibilidad y dureza, fueron utilizadas como instrumento de flagelación. En otros tiempos los profesores las utilizaban para castigar a los alumnos.

                En el noroeste de España es muy empleado en plantaciones lineales de carreteras; en zonas de nieblas frecuentes son particularmente útiles, pues sus troncos destacan muy bien en la oscuridad.

              Muchas de las naciones indias de Norteamérica estimaban al abedul por su corteza, dado su peso ligero, su flexibilidad y la facilidad con la que podía ser pelada de los árboles, fue utilizada a menudo para la construcción de canoas. La corteza tiene un alto contenido de betulín y ácido betulínico, con propiedades farmacéuticas, y otros productos químicos utilizados en la fabricación de lubricantes industriales.

            En Rusia, y especialmente en Siberia, el abedul se ha utilizado durante siglos para la construcción de objetos de la vida cotidiana (por ejemplo, canoas, cajas, zapatos), así como también para adornos de bisutería de gran belleza, mediante técnicas que se han ido perfeccionando durante los siglos.

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